Habrá cuarto partido en la serie que mide al Real Madrid y al Partizan. Habrá cuarto partido porque el conjunto blanco sacó el orgullo en el momento justo y supo darle la vuelta a un encuentro que parecía encaminado a consumar un fracaso europeo que, por el momento, no se dará. El Madrid se impuso a Partizan (80-82) en un encuentro deportivo, sin altercados y con exhibiciones baloncestísticas, dos más destacadas que el resto, la de Walter Tavares, un auténtico coloso bajo los aros, y la de Nigel Williams-Goss, quien no contento con su mejor partido de blanco se sacó de la manga un triple que ató un triunfo balsámico que permite al Madrid regresar el jueves en busca de la machada en Belgrado.
El Madrid comenzó apajarado, nervioso por el escenario y la importancia del encuentro, todo un match-ball, pero pronto fue entrando en juego gracias a una rotación corta pero en la que todos, de una forma u otra, aportaron. El podio en importancia lo ocuparon Tavares, número uno tras regresar de lesión con 26 puntos y 41 de valoración, Williams-Goss, sorpresa, anotador y autor del triple que le dio el partido al Real, y un Hezonja reconvertido en ‘4’ reboteador con la matrícula ganada merced a sus 14 capturas. Gracias a ellos y en menor medida también a Sergio Rodríguez, Hanga, Rudy o Musa, el Madrid aún respira y sueña con la remontada en la Euroliga.
La posibilidad de que sucediera algo paranormal e incluso peligroso en el Stark Arena estaba en el ambiente, pero más allá de lo ensordecedor de los aficionados de Partizan, no ocurrió nada más allá antes del comienzo del partido. Ambos equipos sacaron una pancarta en favor de la deportividad y la unidad que representa al baloncesto y a partir de ahí, salto inicial y a jugar, aunque jugar jugar sólo lo hicieron los locales.
El Real Madrid entró amedrentado al partido y lo pagó con desorden y pérdidas. Mientras, Smailagic y Nunnally anotaban y celebraban como si se les fuera la vida en ello, como si hubieran anotado el game winner en lugar de una de las primeras canastas del partido. Las ganas de Partizan se comieron de salida al Madrid y todo ello se tradujo en un 12-0 de parcial que no auguraba nada bueno a los blancos en su primer match ball de la serie.
Sin embargo, Partizan, pese a ser un muy buen equipo dirigido por un gran –histórico– entrenador, no es lo suficientemente potente como para no echar de menos la presencia de dos de sus mejores jugadores. Sin Punter ni Lessort, la consistencia no fue tal en la generación ofensiva ni tampoco en defensa, donde las ayudas no llegaban a buen puerto y permitían al Madrid, con Tavares y Williams-Goss destacados junto a un Musa líder, ir paliando la losa que ellos mismos se habían colocado nada más empezar. Con todo, un nuevo arreón de Partizan, con Yam Madar siempre en la ecuación, volvía a estirar el marcador, que se iba al final del primer cuarto con un claro 32-19 favorable a los locales.
El Madrid resurge con los mayores
La reacción del Madrid se había quedado corta en comparación con su nula defensa, pero una vez se dio salida al Chacho, las pérdidas se reemplazaron por creatividad, con Rudy poniendo también su dosis en forma de tiro y defensa para colocar las cosas en su sitio. El infierno serbio daba paso al concierto de los viejos rockeros madridistas, a los que no se sumó un Llull desafinado. Tavares sí que sumo ser elemento diferencial, demostrando su importancia capital en los esquemas, y entre una cosa y otra –Partizan bajó dos marchas– el parcial del Real Madrid en el segundo cuarto, de 16-26, dejaba las cosas casi igualadas al descanso. Los blancos seguían por debajo (48-45), pero la remontada pasaba a entrar en las quinielas.
El rebote y la inspiración fueron las claves para que el Real Madrid pudiera, por fin, darle la vuelta al marcador y ponerse por delante en el encuentro. En el segundo cuarto apareció la defensa hasta dejar en menos de un punto por minuto a Partizan tras la sangría anterior, y en el tercero, la figura de Mario Hezonja permutó en un coloso en las capturas –14 en total–, para dejar que Musa y un sobresaliente Williams-Goss se soltaran en ataque.
Tavares, por su parte, hizo mucho de ambas cosas, en un encuentro histórico por su parte, representando el orgullo del Real Madrid. A falta de 5:58 del final del tercer cuarto se cumplía el objetivo. Un tapón de Edy acababa en contraataque y triple de Mario Hezonja. El Madrid se había ganado el crédito para soñar, aunque Partizan también jugaba y la ventaja, si bien existente para los blancos, era mínima de cara a los últimos 10 minutos.
Williams Goss ata la victoria
La figura de Dante Exum, polémica en los últimos días debido a su lesión y milagrosa recuperación, tomó importancia deportiva en un último cuarto en el que Tavares representaba todas las ventajas del Madrid en pista y Williams-Goss construía las restantes, en uno de sus mejores partidos con la camiseta del Real. Musa ejerció de contrapunto, con un desacierto exagerado desde la larga distancia, mientras Nunnally hacía estallas el Stark Arena con un triple, aún con mucho por jugar pero que devolvía el liderato de forma momentánea a Partizán.
La emoción estaba asegurada en un encuentro digno de Playoffs, como lo fue el primero y no el segundo, y sólo los detalles decantarían la balanza. En ese escenario, los dos mejores jugadores del partido jugaban con el escudo madridista. El primero, un Edy Tavares que acabó con 41 de valoración recién salido de lesión, supo sostener el partido y las posibilidades de victoria intactas para que Nigel Williams-Goss, en versión jordanesca, se sacara un triple de la manga que silenció Belgrado y manda la eliminatoria al cuarto partido.